
Una escultura de tres metros de alto flanquea la entrada del recinto de pabellones donde se celebra la cumbre del clima de Poznan. Es una ola gigante que está a punto de comerse el mundo. «No es una metáfora superflua», aseguró ayer el secretario general de la ONU, Ban-Ki-Moon, en la inauguración del plenario que da paso a la última y decisiva fase de dos días para alcanzar una declaración final que siente las bases para un nuevo Protocolo de Kioto, que deberá decidirse el próximo año en Copenhague. «El mundo entero nos está mirando, la próxima generación cuenta con nosotros, no podemos fracasar», exclamó en un tono elocuente el líder de las Naciones Unidas. Su advertencia fue tenida en cuenta, puesto que una conferencia mundial que se encaminaba hacia el fracaso puede acabar con una declaración final de consenso y con un compromiso inesperado pendiente de ratificar: por primera vez, países en desarrollo como China o la India aceptan un objetivo de reducción de emisiones para el 2020, en este caso situado entre el 15% y el 30%. Es la vía abierta también para que Estados Unidos se sume a un nuevo Kioto. Eso sí, para el próximo año en Copenhague quedará el grueso de las negociaciones. Mucho trabajo para limar asperezas, por lo que no se descarta que a partir de marzo se elabore un documento que determine un calendario de negociaciones.
Mientras tanto, el llamamiento lanzado ayer por los ministros, jefes de gobierno y el propio Ban-Ki-Moon, que iniciaron la fase política de la cumbre en la que también está representada Galicia con la presencia del conselleiro de Medio Ambiente, Manuel Vázquez, fue coincidente: la crisis económica, más que un impedimento para luchar contra el cambio climático, debe ser una oportunidad. O lo que es lo mismo, apoyar la inversión verde para combatir la crisis económica y salvar el clima. «Una economía verde crea millones de trabajo», subrayó el presidente polaco y anfitrión de la cumbre, Lech Kazyenski, una línea en la que también coincidió en su participación por la tarde la ministra española de Medio Ambiente, Elena Espinosa.
Ban-Ki-Moon, en un discurso contundente y sin las precauciones habituales en este tipo de eventos, fue claro: «Necesitamos una inversión que luche contra el cambio climático y que cree millones de trabajo verde y genere un crecimiento ecológico, necesitamos un nuevo tratado ecológico que funcione y que sea bueno para todos los países, ricos y pobres. Urgentemente necesitamos también un tratado sobre el clima que proporcione un nuevo marco jurídico y económico y que genere una ola inquebrantable de inversiones. Nuestra respuesta a la crisis climática nos permitirá superar la crisis económica». Moon apeló en Polonia a una revolución copernicana contra el calentamiento global.
La resolución de la crisis climática debe contribuir a que la economía del mundo también salga a flote y combatir la pobreza. Ayudar a los países en desarrollo fue otra de las ideas clave lanzadas en la cumbre. «Hay que integrar la lucha contra el cambio climático con las estrategias para el alivio de la pobreza porque, si no, vamos a fracasar, los países más pobres no deben ser los primeros en padecer un problema que ellos no han creado». La crisis económica es grave, pero la climática afecta nuestra prosperidad potencial y las vidas de nuestros pueblos, admitió Ban-Ki-Moon
No hay comentarios:
Publicar un comentario